Estaba un buen hombre buscando algo en un pequeño espacio de dos metros cuadrados. Buscaba con mucho ahínco. Pasó otro buen hombre que le preguntó "¿Qué buscas con tanto esmero y dedicación?" El hombre que buscaba le dijo "algo muy importante que he perdido". El otro hombre le dijo palabras de aliento y se marchó. Consideró que no necesitaba más ayuda pues el espacio en donde buscaba el primer hombre, era pequeño. Pasaron tres días y regresó el hombre que ya había pasado; cuando regresó vio que todavía estaba buscando el hombre que buscaba. Extrañado le dijo "te veo ahora muy débil, estás cansado, con hambre y sed, pero no cesas de tu empeño en buscar. Admiro tu empeño, tu tenacidad y te pregunto ¿es acaso muy importante eso que buscas? El primer hombre respondió que sí. Luego, el segundo hombre le dijo "me imagino que eso que buscas ha de ser muy pequeño pues el espacio en el que buscas es muy chico y si el objeto fuera grande ya lo habrías encontrado". Sin embargo el primer hombre le dijo que no, que el objeto era más grande que la palma de su mano. "Entonces ha de ser transparente y muy delgado" se adelantó a decir el hombre que pasaba, pero el primer hombre le respondió "no, es grueso como un ladrillo y brillante como un sol". El segundo hombre, no alcanzaba a entender como algo como lo que le describía el primer hombre no lo pudiera ver. Se le ocurrió entonces que quizá el objeto se hubiese desplazado o rodado a un lugar más lejos y tratando de ayudar le dijo "Quizá lo que buscas ya no está aquí, quizá se ha movido a otro lado o quizá no lo perdiste aquí". "Así es señor, el objeto que busco no lo perdí aquí, lo perdí en mi casa, señor, a dos kilómetros de aquí" le contestó con mucha seguridad el primer hombre. Entonces, desesperado el segundo el segundo hombre le dijo "¿Porqué lo buscas aquí?" y el primer hombre le dijo "porque aquí hay más luz".