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Creatividad y Plasticidad

Julio César Penagos Corzo
Universidad de las Américas Puebla

El presente trabajo toma prestado, integra, reinterpreta y suma nueva información a algunas de las afirmaciones expuestas por Álvaro Pascual-Leone en una entrevista concedida a la Televisión de la Universidad Politécnica de Valencia. Muchos de los textos aquí son paráfrasis, otros son citas textuales o algunas son modificados a otros contextos. De tal forma que se presenta una nueva lectura en torno a algunas aproximaciones a la creatividad.

Quizá la creatividad es uno de los mejores ejemplos, a veces metafóricos, a veces reflejo, de lo que significa plasticidad cerebral o neuroplasticidad. La plasticidad cerebral es una capacidad dinámica de cambio; o dicho de manera más formal, es una propiedad emergente del proceso de comunicación de las neuronas que modula las formas de cómo el cerebro, percibe, aprende o se adapta. Esto es lo que explica, en buena medida, la gran capacidad de aprender del cerebro e incluso permite, en el caso de algunas lesiones cerebrales, que otras áreas del encéfalo realicen las funciones del área lesionada. O bien, si el área especializada no puede procesar la información para la cual está programada, quizá pueda realizar otro tipo de procesamiento. Por ejemplo, en los ciegos, las áreas para la visión pueden llegar a procesar tacto, audición e incluso procesamiento verbal.

No hay, a la fecha, abundancia de información que trate de relacionar a la plasticidad neuronal con la creatividad. Esta relación no sólo es simbólica, metafórica; es probablemente causal. Una posible hipótesis de investigación es que las personas creativas tienen más plasticidad. Y lo más probable es que esta relación causal sea bidireccional. Mayor plasticidad se transforma en mayor creatividad, mayor creatividad se transforma en mayor plasticidad.

Es bastante aceptado que lo que se hace, por ejemplo desarrollar cierta habilidad, o lo que está afuera de la persona, por ejemplo un medio hostil, modifica al cerebro en cierta medida. En este sentido se puede afirmar que encéfalo de alguna manera es un reflejo de lo que pasa afuera del organismo y de lo que le pasa a éste. Así, si ese organismo es un ser humano, éste, cuando se percate de sí mismo, lo que estará conociendo de sí, es lo que su cerebro le informe, modificado por las propias acciones del organismo y por el ambiente. Podemos decir entonces que lo que algunos llaman mente o también lo que otros llaman “yo”, son consecuencia del cerebro y de su estructura; pero el cerebro y su estructura son, de alguna forma, también consecuencia de lo que uno piensa, siente o hace. Un ejemplo de la interacción anterior es la respuesta inmunológica hacia las enfermedades. Aunque hay mucho de anécdota fácil, pensamiento mágico y charlatanería alrededor de la interacción “actitud – enfermedad”, también hay evidencia científica seria que indica que aspectos psicológicos inciden en la respuesta inmunológica. Por ejemplo Damasio, a partir de estudios serios de laboratorio, señala que el estrés mental crónico parece inducir una altísima producción de CGRP (un péptido derivado de la calcitonina) en las terminaciones nerviosas de la piel. Esto hace que el CGRP recubra excesivamente a las células de Langerhans. Estas células se encargan de capturar agentes infecciosos y entregarlos a los linfocitos. Al estar la células altamente cubiertas de CGRP, no pueden realizar sus funciones defensivas, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad a las infecciones.

Al igual que el ejemplo antes mencionado, las relaciones del cerebro con el mundo son bidireccionales, incluyendo la modificación de ciertas funciones cerebrales. Así, podemos decir que la representaciones que el cerebro hace, terminan por modificarlo. Pacual-Leone llega a sugerir que los sueños y deseos modifican al cerebro. Haciendo una paráfrasis de lo anterior se puede decir: Intenta ser creativo y terminarás por serlo. Al menos terminarás siendo más creativo de como eres ahora.

Ser creativo no es algo que sea lejano a las personas. Por un lado, porque todas las personas realizan actos creativos. Por otro lado, a pesar de la afirmación de algunos autores bastante citados que señalan que el cerebro no está diseñado para ser creativo, las neurociencias indican que el cerebro es un creador de realidad, es un órgano generador de expectativas e hipótesis, según Pascual-Leone.

El problema es que, de acuerdo al autor antes citado, como van pasando los años, la gente tiende a sentirse más cómoda, a ser menos flexible, a no ver más que con los lentes de pocos colores que la experiencia se encargó de ir filtrando, y a ser muy temerosa de la equivocación. Y esto es muy similar a la plasticidad neuronal. Conforme pasan los años, la plasticidad se reduce.

La experiencia de los años y el éxito acumulado en una forma de hacer las cosas, pueden cegar a las personas a ver nuevos rumbos. Buena parte de la razón quizá esté en que se tiene un cerebro menos plástico, pero también en una actitud, que como vimos podría modificar al cerebro. Este éxito acumulado, esta sabiduría un poco ciega permite la ilusión de creer que realmente se sabe lo que está haciendo. Pero no, no se sabe. Como diría Pascual-Leone, la gente tiene imágenes de cómo funcionan las cosas, tiene hipótesis y a medida que esas hipótesis se van consolidando se pierde la capacidad objetiva de enfrentarse a lo que se vive. Se tiene tanto conocimiento que cuesta trabajo romper con él. Es un sistema que poco a poco se ha ido cerrando, que poco a poco ha ido poniendo las cosas de un solo color y suponer, a partir del filtrado, del cierre de fronteras que todo es de ese color y el fin se convierte en inminente: todo sistema cerrado tiende a desaparecer.

Aquí es donde destaca el mérito creativo, según Pascual-Leone: en ver lo que no se está preparado para ver, a pesar de tener puestos los lentes con los colores filtrados por la experiencia. En este sentido, hay muchos experimentos que muestran que la gente generalmente es ciega a las cosas que no están dentro de sus expectativas. El más famoso de ellos es un experimento basado en el trabajo de Neisser en donde a un grupo de personas se les muestra un video, y se les pide que cuenten los pases de pelota que hacen los jugadores que aparecen en la película. En este video, una persona con disfraz de gorila se pasea entre un grupo de jugadores y resulta que la mayoría de la gente no lo ve por estar poniendo atención a los jugadores. Este experimento, si bien hecho para otros propósitos, ilustra que vemos mejor aquello para lo cual estamos preparados. De ahí la afirmación que indica que buena parte del mérito creativo está en ver lo que otros no pudieron ver. Se puede incluso afirmar que los grandes creativos, además de tener la tenacidad en la búsqueda y la habilidad en el campo, tienen la valentía de estar abiertos a otras opciones. El mérito de Ramón y Cajal (creador de la teoría que señala que las neuronas son la estructura básica y funcional del sistema nervioso) fue ese, usar algo, la tintura mediante nitrato plata, para ver otras cosas, que el creador, Golgi, del método de la tintura de plata no veía y que incluso se “negó” a ver o aceptar, cuando a ambos, Golgi y Ramón y Cajal, recibieron el Nobel en fisiología. Por ello, quizá el reto no debe ponerse tanto en la habilidad técnica sino en la habilidad de preguntar, de ver cosas nuevas y esto es el mayor reto∫ que podemos plantear a cualquier sistema educativo. Es un reto enorme, porque nadie sabe a ciencia cierta cómo será el futuro, pero nadie puede negar, que cualquiera que éste sea, exigirá mujeres y hombres que resuelvan problemas, qué generen bienestar, que sean creativos. Las niñas y niños que estamos educando serán ancianos en el 2070, estarán probablemente jubilados y nadie sabe realmente cómo será ese mundo. Por ello es necesario darles las mejores herramientas que podamos y la mejor herramienta que tienen son ellos mismos, su enorme capacidad de aprender y su flexibilidad para modificarse y modificar el entorno. La habilidad técnica es aquí secundaria. Necesaria, pero secundaria. Quizá es un desarrollo natural: algún tiempo lo más importante fue alfabetizar, después vino el conocimiento y la técnica; ahora, además de lo anterior, lo importante es el énfasis en la creatividad. Es urgente desarrollar la actitud de usar las técnicas para hacer preguntas y esto es un gran reto para la educación, que puede lograrse a base de crear situaciones y resultados en experimentos que creen asombro en otros, que enseñen a asombrarse a la gente. El asombro es una fuerza que permitirá el entusiasmo para aprender y facilitará la actitud de desaprender cuando sea necesario. El asombro permitirá reconocer y hacer cada vez más frecuentemente acciones originales y relevantes.

La mayoría de las aproximaciones a la creatividad convergen en sustentar que ésta tiene dos cualidades definitorias: originalidad y relevancia. Estas cualidades pueden ser observadas como parte del proceso de crear o como características del producto creativo. La originalidad, a veces vista como el surgimiento novedoso y repentino de una idea, difícilmente puede ser una forma de aparición espontánea. Lo que muchos ven como un cambio súbito, en realidad es producto asociaciones de ideas, largamente trabajadas y con una buena dosis de experiencia en un campo determinado. El proceso creativo es una constante dinámica de cambio. Recordemos, entonces lo que se afirmó al inicio de este trabajo: la plasticidad neuronal es una capacidad dinámica de cambio. Esta capacidad dinámica de cambio, es similar al significado de la creatividad. Y esta capacidad dinámica de cambio generalmente es para bien, como el caso de la plasticidad.


11 de junio de 2009



Cita de este artículo

Penagos-Corzo, J. C. (2009). Creatividad y plasticidad. Una aproximación desde las ciencias cognitvas. Creatividad e Innovación. Recuperado de http://inteligenciacreatividad.com/ensayos/creatividad-plasticidad/index.html