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La verdad… de lo ilusorio


Hacer psicología para perpetuar la formas de conocimiento académico, es equivalente a hacer química para envenenar al propio laboratorio.

La psicología es una ciencia. Su principal herramienta es el método científico. También tiene un lenguaje que le unifica y un objeto de estudio único. Sin embargo, no sólo es ciencia, es además una forma de pensamiento, un patrón de conocimiento que orienta sobre la conducta, las emociones y el pensar humano. Al hacer esto, se regula así misma en un sentido quizá no deseado. Por ejemplo, si la psicología, como forma de conocimiento, establece qué es "pensar de manera inteligente" cuando alguien investigue el "pensar" también lo hará desde el marco de la psicología que le dirá cómo pensar cuando tenga que buscar el pensar.

Esto sucede probablemente en cualquier campo del conocimiento, pero también es probable que en psicología tenga matices más dramáticos, pues no sólo establece una forma de hacer, sino que la forma de pensar es la que regula a la forma de pensar que estudia a la forma de pensar...

Entonces, suponer verdades, en dónde sólo hay probabilidades, muy acotadas por metáforas, interpretaciones, y el propio contexto cultural, es, en el mejor de los casos, ingenuo; en el peor, miopía o arrogancia intelectual.

Cerrar la psicología a otras formas de conocimiento, a otros métodos, es una especie de suicidio. Un suicidio asistido por el propio método que al quedar cerrado, no pudo ver que lo normal, no era lo normal.

¿No será acaso cierto, lo que Hottois afirma? La verdad íntima de las cosas es lo ficticio, lo ilusorio. Por eso, hacer psicología pensando que sólo hay La psicología, del gurú en turno, finalmente termine en una perpetuación de verdades que aniquilarán al propio conocimiento.