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La separación, la infelicidad y la creatividad


Es bastante frecuente escuchar que la locura y el genio van juntos. O bien, que estados de emocionales no deseados son fuente de inspiración. En general la respuestas que he dado a estas afirmaciones es que los grandes transformadores de la historia, los genios, los grandes creativos, fueron creativos a pesar de la situaciones adversas (como la locura o la depresión) y su genialidad no puede ser explicada en una neurosis o una psicosis.

El psicólogo que quiere ver patologías en una obra que rebasa a sus capacidades intelectuales o de apreciación artística es como el idiota tratando de explicar a la genialidad.

Sin embargo ¿pueden cierto estados emocionales indeseables servir de algo a la creatividad? ¿por lo menos juegan un papel de impulso emocional?

En escritos anteriores he afirmado que el momento de iluminación creativa es una especie de Tao, una especie de unidad. Es un momento en donde el mundo se funde en uno y uno en el mundo. Las categorías, las separaciones entre ideas, entre objetos, entre el sujeto se funden. Estados de éxtasis, estados de paz, estados de entrega amorosa son similares ¿pueden emociones negativas ayudar a que estos estados de éxtasis, paz entrega sean mejores? Quizá.

Las condiciones de aliento son buenas amigas del desarrollo intelectual, pero aprender de la caída, anhelar, sentirse separado y tratar de entender la infelicidad de la separación quizá puedan entonces ser impulsos para crear.

El dolor o el sufrimiento, por ejemplo, no son un bien, pero se puede aprender de éstos y servir para bien. Cuando existe infelicidad la conciencia cambia, es otra y pueden buscarse formas más profundas de existencia. De alguna manera, la infelicidad, ayuda a quitar ficciones, a sentir la separación.

Es la separación lo que quizá sea la fuente del sufrimiento y es la unidad lo que refleja a la creatividad. Así, que quizá en ciertas circunstancias, en donde el dolor es separación y se desea una unión, quizá entonces podamos hablar de que la creatividad tuvo como una de sus semillas a la infelicidad.